El holandés Max Verstappen de Red Bull celebra tras ganar el Gran Premio de Brasil de la Fórmula Uno este domingo en el circuito de Interlagos en Sao Paulo (Brasil). EFE
El neerlandés Max Verstappen (Red Bull) fue el único que mantuvo la cabeza fría este domingo 17 de noviembre del 2019 en el Gran Premio de Brasil, donde firmó su tercera victoria del año en una carrera desastrosa para Ferrari e histórica para el español Carlos Sainz, que se subió al podio tras una sanción a Lewis Hamilton.
La penúltima prueba del Mundial de Fórmula Uno, ya en las manos de Hamilton (Mercedes), no decepcionó y certificó el dominio de los motores Honda en el circuito de Interlagos, en Sao Paulo.
Adelantamientos arriesgados, estrategias diferentes, varios coches de seguridad y algunos choques polémicos, como el que protagonizaron el alemán Sebastian Vettel y el monegasco Charles Leclerc o el del propio Hamilton con el tailandés Alexander Albon (Red Bull), marcaron este emocionante gran premio.
El único que se mantuvo alejado del peligro fue el piloto neerlandés de 22 años, que salió desde la pole, resistió las embestidas de Hamilton y pasó primero la bandera a cuadros tras completar las 71 vueltas en el Autódromo José Carlos Pace. Verstappen, el piloto más joven en debutar, puntuar y ganar un Gran Premio en la historia de la Fórmula Uno, aprovechó el descalabro de Ferrari para superar a Leclerc en la clasificación de pilotos y situarse tercero, a falta del Gran Premio de Abu Dabi.
Su victoria en Brasil rompe además una racha de cuatro victorias consecutivas de Mercedes (Rusia, Japón, México y Estados Unidos). Completó el podio el francés Pierre Gasly (Toro Rosso), el primero de su carrera deportiva, y Sainz, que accedió al tercer peldaño del cajón tras una sanción de cinco segundos a Hamilton por un toque con Albon.
El piloto madrileño de McLaren logró así su primer podio de F1, un premio merecido a una carrera épica que comenzó desde la última posición y finalizó cuarto en pista con una estrategia inteligente por parte de la escudería de Woking.
El tercer puesto, conseguido en los despachos, le afianza además como el "mejor del resto", en el séptimo lugar de la clasificación de pilotos. Con casi 50 grados centígrados sobre la pista, se lanzó la carrera en Interlagos con una salida limpia en la que Hamilton adelantó a Vettel en la primera curva, por el exterior, para demostrarle al de Ferrari quién es el actual campeón del mundo.
El mano a mano entre el inglés y el alemán en los primeros giros lo aprovechó Verstappen para distanciarse y abrir una ventaja de casi dos segundos. Por detrás, Sainz, que salía desde la última posición, pero con nuevo motor en su monoplaza, iniciaba la remontada, lo mismo que Leclerc, que había sido sancionado con diez posiciones en parrilla por el mismo motivo.
Completadas las diez primeras vueltas, la carrera se estabilizó, sin grandes cambios, salvo la penalización de cinco segundos a Ricciardo tras un toque en pista con Magnussen. En la vuelta 20 comenzó el baile en los garajes y con él la emoción en el asfalto paulista. Verstappen hizo una parada fugaz, y también llena de suspense tras casi chocar con Kubica en el pit lane.
Luego el polaco recibiría una sanción de cinco segundos. Mientras, Hamilton volaba en la pista para arrebatarle la posición, pero el neerlandés atacó y recuperó su lugar. El pulso entre ambos tuvo tintes épicos con varias pasadas entre sí, hasta que el joven de Red Bull dijo basta, apretó el acelerador y abrió una brecha de dos segundos con respecto al hexacampeón mundial.
Todo permanecía igual pasado el ecuador de la carrera. La victoria para Verstappen parecía cerca. Hamilton intentó el milagro parando una segunda vez antes, pero el líder de carrera aguantó sin mayores esfuerzos, con poco más de un segundo de ventaja. Leclerc continuó subiendo posiciones y se colocó cuarto, por delante de Valtteri Bottas, que con problemas de refrigeración abandonó en la vuelta 53, lo que obligó a salir al coche de seguridad. Ahí empezó la locura.
El adiós del finlandés y la entrada del coche de seguridad dio un vuelco a la carrera. Verstappen paró para poner neumáticos blandos nuevos. Hamilton arriesgó y se quedó en pista con los medios para ponerse líder.
Carlos Sainz, en octava posición, siguió la misma estrategia. Al español le funcionó y al inglés, no. A once vueltas para el final, Hamilton relanzó la carrera, pero solo resistió la recta de meta.
En la primera curva, Verstappen le sobrepasó y se alejó. Después se produjo el accidente entre Leclerc y Vettel, un ejemplo más de la tensión existente entre ambos y que dejó a la escudería de Maranello sin pilotos sobre la pista.
Pero aún faltaba otra polémica más, el toque entre Hamilton y Albon, que aprovechó Gasly para ponerse segundo y Sainz para acabar, a la postre, tercero, en una decisión posterior a la carrera.
Al final, Verstappen se coronó en Brasil con Gasly y Sainz saboreando por primera vez el gusto de un podio histórico.
FUENTE: Diario EL COMERCIO - ECUADOR
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