Tenista Bethanie Mattek-Sands. Archivo.
Estados Unidos -
Chris Thompson es un running back (corredor para atrás) de la NFL. También es el padre de una niña de cuatro meses, Kali. Resulta fácil adivinar cuál de los dos aspectos le importa más al momento de sopesar un próximo regreso a las actividades en medio de la pandemia del nuevo coronavirus.
“So voy a entrenar o a jugar y regreso a casa con el virus, ella aún no tiene la fuerza suficiente para combatir algo como esto. Para mí, esa es mi mayor preocupación”, afirmó Thompson, que firmó con los Jaguars de Jacksonville este mes después de pasar siete temporadas con los Redskins de Washington.
“No somos robots”, agregó. “La gente dice, ‘Hey, con todo lo que está pasando necesitamos los deportes de vuelta en nuestras vidas y despejarnos de todo’. Y está bien, pero también deben tener en cuenta esto: Cuando regresamos a los entrenamientos, nos reunimos 90 personas que venimos de 90 lugares diferentes... y sucede con frecuencia que muchos nos enfermamos”.
Este es el tipo de reflexiones de los protagonistas de los partidos que tanto deseamos ver, discutir y apostarles una vez que las medidas de confinamiento establecidas ante la pandemia empiezan a relajarse y varios deportes reanudan sus competencias —NASCAR y la UFC, por ejemplo— o tratan de resolver cómo hacerlo, como Grandes Ligas, la NBA y la NHL.
Reporteros de The Associated Press conversaron con más de dos docenas de deportistas de todo el mundo —representando siete países y 11 deportes— para saber qué tan preocupados o confiados se sienten sobre la reanudación d actividades en medio de la propagación del COVID-19. El resultado fue, más que nada, la sensación de que están enfrentando la misma encrucijada que el resto de la población: ¿Qué resulta seguro hoy en día? ¿Cómo nos mantendremos sanos mi familia y yo, especialmente sin que todavía exista una cura ni una vacuna?.
La tenista estadounidense Bethanie Mattek-Sands, que ha ganado nueve títulos de Grand Slam en dobles, cree que las autoridades del deporte tratarán de hacer todo para proteger a los competidores, una idea que comparten la mayoría de los entrevistados por la AP.
Pero también consideran los enfoques. “Por un lado tenemos a estos dueños multimillonarios (de equipos) que probablemente respeten el distanciamiento social desde sus palcos, mientras por el otro tenemos a personas en la cancha jugando en un estadio sin aficionados”, afirmó Kelvin Beachum, un agente libre de la NFL. “Pienso que eso sería mucho muy extraño”.
Casi unánime fue la desconfianza de que se realicen las pruebas suficientes para COVID-19 —¿de qué tipo, cuántas, qué tan frecuentes?— y otras precauciones (el rastro de contactos, por ejemplo) que las ligas, sindicatos y organismos deben establecer mientras desarrollan los protocolos pertinentes.
“Si los resultados de las pruebas se tardan un par de días y cosas por el estilo, ¿cómo funcionarían realmente?”, preguntó la esquiadora Mikaela Shiffrin, bicampeona olímpica.
Algunos se preguntan si aceptarían recibir una vacuna contra la influenza estacional en caso de ser requerido. Otros no están seguros si aceptarían recibir una vacuna contra el COVID-19 si lo llegaran a exigir las autoridades de sus respectivas disciplinas.
“Creo que el límite estaría en recibir algún tipo de vacuna para poder jugar”, aseveró el campocorto All-Star Paul DeJong, de los Cardenales de San Luis. “Hay un límite poco definido entre lo que (Grandes Ligas) pueden hacer para protegernos y algunas cosas que pueden hacer para obligarnos a algo”.
Para deportes como el golf o el tenis que requieren constantes viajes a otros países, surgen las dudas sobre qué tan fácil será trasladarse de un país a otro —y qué tanto será evitar contagiarse o propagar el virus.
“Uno se preocupa mucho porque no desea ser la causa de que alguien más.... muera”, dijo el golfista irlandés Padraig Harrington, tricampeón de torneos major.
Harrington mencionó a su madre de 80 años como sus motivos de preocupación, pero la lista va más allá de los parientes de los deportistas: coaches, personal de entrenamiento, árbitros y jueces, trabajadores de las arenas y estadios y, en caso de que los haya, aficionados.
Sin mencionar a las familias de todos ellos.
FUENTE: El Universo - Ecuador
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