Era el minuto 88 y El Nacional seguía perdiendo 1-0 en el Olímpico de Riobamba. Pero, pese a ello, sus delanteros, sus volantes ofensivos y hasta los defensas como Kevin Peralta, con su extraño mechón dorado en el cabello, insistían en atacar y atacar.
Se puede perder todo, menos la ilusión. Entonces, Juan Carlos ‘Hormiga’ Paredes se internó por la derecha y el Pintor’ Byron Mina se le barrió en el área. Penal decretado por Luis Quiroz. Alerta para la esperanza de los sufridos criollos.
Marlon de Jesús, quien en su vida acumula más las ocasiones fallidas que los goles, tomó el balón. Lo hizo con tal decisión, que nadie en el equipo se atrevió a contradecir su deseo de lanzar. Al frente estaba Gabriel Cevallos, el hijo de José Francisco Cevallos, un experto en tapar penales.
Pero Marlon engañó al guagua Cevallos. 1-1 y a coger la pelota y llevarla hasta la mitad de la cancha.
A El Nacional no le servía empatar con Olmedo. Necesitaba la victoria. Precisa seguir ganando de aquí hasta el final para saber si podrá salvar la categoría.
Así que el equipo siguió en lo suyo. Afuera, en la zona técnica, Édison ‘Kinito’ Méndez, su cuarto técnico de la temporada gritaba y gritaba. Pedía más, pedía un esfuerzo más.
Méndez, histórico exseleccionador, mandó en el segundo tiempo, luego de que Olmedo se puso 1-0 en el marcador (tanto de Miguel Segura a los 58) a pura gente de ataque.
Uno de los que ingresó fue Hólger Matamoros. Pese a sus años y a su cada vez más escaso físico, ‘Chicharra’ es un jugador diferente, un armador de pegada endiablada. A él le quedó una última pelota, a los 90 minutos, para cobrar un tiro libre.
La escena parecía salida de una película. La barrera se juntaba para impedir su lanzamiento. Pero Matamoros estaba inspirado. Pegó su botín al balón y remató con colocación, con bronca, con ganas de revertir la suerte.
La pelota voló y descendió justo en el arco de Cevallitos, que solo acompañó con la mirada. Un golazo de película. Un golazo de salvación para los militares.
El Nacional completó 22 puntos en la tabla acumulada. Le faltan seis fechas aún para saber si descenderá o no. Pero este triunfo, el primero que consigue el equipo como visitante en la temporada, sirve y de mucho.
Sirve para consolar a un grupo de jugadores, impagos, sufridos, que han tenido que soportar y soportar. Por eso, el festejo en Riobamba, fue a lo grande.
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