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Brent Van Moer se enfunda el primer maillot amarillo del Critérium du Dauphiné

 

El belga Brent Van Moer celebra su primera victoria profesional al cruzar la meta en Issoire, al cierre de la primera etapa del Critérium du Dauphiné. Foto: AFP

A veces hay que desafiar a los sueños imposibles para conseguirlos, y eso es lo que hizo un modesto corredor belga llamado Brent Van Moer (Lotto Soudal), primer líder del Critérium du Dauphiné al imponerse en solitario en la primera etapa disputada con salida y llegada en Issoire con un recorrido de 181,8 kilómetros.

Van Moer obtuvo triple premio, buscado y merecido. Nacido hace 23 años en Beveren, el gigante belga se metió en la fuga inaugural del Dauphiné y al final aprovechó una cota a 17 kilómetros de Issoire para quedarse al mando de la carrera y rematar con victoria.

El ciclista anónimo dejó plantado al pelotón. No permitió la afrenta de verse superado al final después de todo el día en fuga. Supo guardar un puñado de segundos hasta meta, donde celebró su primer triunfo profesional, la etapa, el maillot amarillo y el de la montaña.

Día grande para un corredor de la clase obrera, con derecho a la gloria. Alzó los brazos con una ventaja de 26 segundos sobre un desesperado pelotón que calculó tarde y mal, sobre todo porque no contaba con la rebeldía de Van Moer. El italiano Sonny Colbrelli (Bahrain-Victorious) encabezó el grupo a 26 segundos.

Fue una etapa de cara escarpada, con aroma de clásica, con un atractivo viaje desde el Macizo Central, en el Departamento de Puy-de-Dôme, hasta Issoire. Un circuito al que había que dar tres vueltas incluía 7 cotas, las principales concentradas al final.

Cuatro hombres se largaron pronto, entre ellos dos neófitos, el austríaco Gamper (Bora-hansgrohe) y el estadounidense Garrison (Deceuninck-Quick Step), que se animaron a la aventura junto a Van Moer (Lotto Soudal) y Gautier (B&B Hotels).

La escapada entró en la zona de cotas con 5 minutos de adelanto. Bahrain, UAE Emirates tiraban del grupo convencidos de que los aventureros claudicarían más pronto que tarde. Eso parecía cuando a 31 kilómetros de meta la renta era de 3 minutos. Restaban dos cotas.

En la subida a Château de Buron, a 17 de meta, Van Moer decidió atacar y amargar la tarde a un pelotón un tanto displicente, seguro del buen funcionamiento de la calculadora de caza.

Van Moer, subcampeón del mundo contrarreloj en 2018, descolgó a sus compañeros de fuga, los separó 50 segundos y se armó de valor. Desafiante.  En el Col de la Croix des Gardes, última dificultad, aguantó el belga la presión de un pelotón entonces dirigido por el Ineos Grenadiers de Geraint Thomas.

Y se concretó la sorpresa. Van Moer tuvo fuerzas, ambición y descaro para lograr el sueño de su vida. No tomó la salida con el convencimiento de ser el primer líder del Dauphiné, pero con “buenas piernas” y fe se pueden mover montañas. Van Moer tomará la salida de amarillo en la segunda etapa con medio minuto de ventaja sobre Colbrelli.

La jornada del lunes irá desde Brioude a Saugues, con un recorrido de 173 kilómetros.

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