Glenda Morejón agitó los sentimientos de los ecuatorianos desde su debut. Con 17 años fue campeona mundial de los cinco kilómetros marcha en Kenia, un título que recordó las hazañas de Jefferson Pérez, el único medallista olímpico de Ecuador.
Su menuda figura no revela la valentía y la perseverancia que conviven en su ser. Ganó el oro mundial después de haber entrenado durante meses con unos zapatos rotos, esos que su padre, Luis, debía parchar para que soportaran las largas jornadas de entrenamiento.
No había dinero en casa para comprar un par de zapatos nuevos cada dos meses, como lo demanda un atleta de alto nivel competitivo. Su padre, profesor de profesión, no tenía trabajo y el hogar solo se sustentaba con los ingresos del puesto de frutas que su madre tenía en el mercado de Otavalo (Imbabura).
No había dinero en casa de Glenda para comprar un par de zapatos nuevos cada dos meses, como lo demanda un atleta de alto nivel.
No compitió en Nairobi, la mayor ciudad de Kenia, con sus zapatos viejos, aunque todavía los guarda junto a la presea dorada que se llevó, pese a que después de su hazaña recibió muchas ofertas de personas interesadas en comprar aquellos gloriosos zapatos viejos.
Glenda tenía siete años cuando quiso imitar a su papá. Era aficionado al atletismo y competía en las carreras pedestres. Empezó a entrenarse con Giovan Delgado en la escuela Tarquino Jaramillo, en Ibarra.
Al cumplir 13 años, la propuesta de su entrenador fue que dejara las pruebas de pista y que ingresara a la marcha atlética, una modalidad diferente y exigente por compleja la sincronía de movimientos que demanda.
Quien practica la marcha atlética debe trabajar la técnica, para evitar descalificaciones, y la fortaleza mental para cumplir con su exigente reglamentación. No es un deporte cualquiera.
Como le sucedió a Jefferson Pérez, Glenda también se resistió al cambio, sin saber que lo mejor de su vida deportiva estaba todavía por venir.
Campeona, campeona Glenda fue campeona nacional en todas las categorías formativas. Pero fue el título mundial Sub 18 en Nairobi el que la catapultó a la élite internacional. Desplegó talento en los juegos sudamericanos, panamericanos y mundiales.
En 2018 ganó dos medallas de plata en los 10 kilómetros en la Copa Mundial de Marcha, realizada en Taicang (China), la primera a nivel individual y la segunda por equipos. Esa nueva proeza tampoco le trajo un mayor respaldo de parte del Estado. Las medallas seguían perteneciendo a su trabajo y a la cultura del esfuerzo que marca a toda su familia.
Fue en junio de 2019 cuando Glenda alcanzó una connotada participación por las repercusiones mundiales que tuvo.
En su debut en los 20 kilómetros marcha, alcanzó el primer lugar con un tiempo de una hora, 25 minutos y 29 segundos (01:25:29). Ganó la medalla de oro, la clasificación a los Juegos Olímpicos de Tokio, récord nacional juvenil y sénior; y, como si fuera poco, el récord mundial Sub 20.
Ese día, la imbabureña atrapó la atención mundial porque derrotó a las mejores cuatro atletas de la marcha en el planeta: la poseedora del récord mundial, Liu Hong; la medallista de plata olímpica de 2012, Qieyang Shenjie; la campeona mundial Yang Jiayu y la campeona asiática, Ma Zhenxi.
Y a ellas las volverá a tener de rivales en los Juegos Olímpicos de Tokio.
Además, el registro técnico de 01:25:29 es uno de los mejores de la historia de la marcha a nivel mundial.
El segundo semestre de ese año no fue lo exitoso que habría querido. Sufrió reveses en los Juegos Panamericanos de Lima y en el Mundial de Atletismo en Doha. Una pubalgia le impedía cumplir con los entrenamientos y disfrutar de las competencias. Pensó incluso en el retiro.
Fue entonces cuando tomó una decisión trascendental: dejó Ibarra y se trasladó a vivir a Cuenca para entrenar con Andrés Chocho, marchista y entrenador de alto rendimiento.
Decisión que respaldaron sus padres y hermanos, pues ellos también optaron por cambiar de ciudad de residencia para acompañar a Glenda en el camino hacia su sueño de ser la próxima medallista olímpica de Ecuador.
La primera gestión de Andrés, heredero de los conocimientos y de la trayectoria de Luis Chocho, fue recuperar a Glenda de sus dolencias. Sanar sus lesiones y volver a convencerla de que sus sueños son posibles porque el talento está intacto.
En 2020, el año de la pandemia, tras el confinamiento, realizaron entrenamientos y competencias en República Checa y Portugal para recuperar la forma física.
Este 2021 ya compitió en Ecuador y España donde se realizaron las evaluaciones técnicas y se analizaron proyecciones, pues hoy ocupa el cuarto lugar en el ranking mundial.
Su próxima caminata será en Tokio, donde espera lograr el sueño olímpico, el viernes 6 de agosto, en el Parque Sapporo Odori, a las 02:30 (hora de Ecuador).
Sus sueños son posibles porque el talento está intacto.
FUENTE: Primicias.ec - ECUADOR
Comentarios
Publicar un comentario